No sé por qué hemos idealizado al príncipe azul. [Jorge Bucay]

Jorge Bucay: “No sé por qué hemos idealizado al príncipe azul”


El primer contacto que se suele tener con la literatura es a través de los cuentos. Antes de leerlos aprendemos a escucharlos de la viva voz de nuestros padres y abuelos. Pero, pese a que muchos de ellos nos acompañan en el recuerdo durante toda la vida, es raro que de adultos los releamos. Jorge Bucay, médico, terapeuta, y uno de los escritores de libros de autoayuda más exitoso en todo el mundo, los rescata en el libro Cuentos clásicos para conocerte mejor y los reinterpreta a través de sus “códigos secretos” para conocer así las enseñanzas que contienen sobre el comportamiento humano.

Con un lenguaje moderno y lleno de magia, el escritor y psicoterapeuta ha seleccionado quince cuentos clásicos que conectan al lector con personajes de su infancia. Desde El patito feo, a la Cenicienta, pasando por el mito de Eros y Psique, el autor refresca la moraleja tradicional pero propone luego ‘otra puerta’, una nueva interpretación personal que va mucho más lejos y que permite ahondar en lo peor y lo mejor de nosotros y nuestros comportamientos.

El análisis de cada uno de ellos está basado en las obras originales, todas ellas “menos azucaradas de lo que nos ha llegado en la actualidad, pues se ha querido proteger en exceso a nuestros pequeños”. Así, Caperucita Roja no es en realidad como la conocemos, pues “cuando nació la historia, no había ningún cazador para salvarla”, asegura el propio escritor. Lo mismo sucede con el príncipe azul de la Bella Durmiente , “al que no sé por qué hemos idealizado, pues en la verdadera historia sus modales sean más que dudosos”.

Hemos idealizado al príncipe azul pese a que en la verdadera historia sus modales sean más que dudosos”

Sorprendentemente, lo que perfectamente muchas de ellas podrían encajar como historias de terror, pensadas para ser contadas en las más duras noches de invierno, acabaron evolucionando y dando lugar a cuentos aptos para el público infantil. “La obsesión de transformarlos para todos los públicos obligó a quitar las partes más duras y menos comprensibles y sustituirlas por finales felices”, explica.

Pese a que muchos de estos relatos tengan miles de años, Bucay, cuyas obras están traducidas a 35 idiomas y sus libros se venden en 50 países, demuestra que todavía tienen enseñanzas que contar ya que sino “no hubieran perdurado tanto tiempo a lo largo de la historia. No se puede pensar que es algo viejo, al igual que no puedes pensarlo de una obra de arte”, remarca.

El escritor reconoce tener especial debilidad por El Patito feo, pues es el primero que le contaron de niño y, por ello, lo ha querido homenajear siendo el primero de su obra. Tradicionalmente se considera este cuento como la metáfora perfecta de las experiencias de rechazo padecidas durante la infancia, lo que se conoce como bullying. Sin embargo, el autor plantea una cuestión más universal como es “¿quién soy?, ¿adónde voy? y ¿con quién?” y lo que transmite es que no se puede iniciar ningún camino sin saber antes quién es uno mismo. “El patito, no era un patito en realidad, era un cisne. Pero encontró su camino y descubrió quién era, encontrando así la felicidad”.

Los cuentos, considera el autor, “tienen la responsabilidad de que se transmita la experiencia de lo vivido por algunos y de que la enseñanza que dejan no se olvide”.Y de adultos, sostiene Bucay, la metáfora de los cuentos puede ser “la mejor herramienta de introspección”.


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